Lo confieso odio los centros comerciales con todas mis fuerzas, es algo que me supera, y no es nuevo, es algo que odio desde pequeña y es que cuando llego a casa me salen hasta sarpullidos, "literalmente", todo me pica y tengo que meterme en la ducha y respirar.
Voy en escasas ocasiones, si puedo comprar por Internet o en los comercios de la zona lo hago, tampoco soy de las que le gusta mucho eso de comprar así que tampoco es una necesidad o gusto ir a ellos.
La cuestión es que en lugares como estos en los que llueve 9 meses seguidos, y las ciclogénesis nos acompañan día sí y día también los padres se preguntan
¿Qué hago con mi peque todo el día en casa?
Pues es difícil pero no imposible pasar un fin de semana en casa sin tener que caer en "la educación Centro Comercial".
A mi hijo por ejemplo le encantan los trenes, pues este largo invierno pasamos muchas jornadas viendo como llegaban los trenes a la estación, los despedía con energía y corriendo tras ellos como en una escena de antigua película en blanco y negro.
No soy partidaria de llevar a los niños a los centros comerciales, sé que suena raro, pero por experiencia sé que los sobreexcitan en exceso, se cansan pronto llevándolos a las rabietas que se acentúan cuando por el camino ven esos" hermosos cachivaches" que tan amablemente ponen a nuestra disposición los centros comerciales, si, esos que tienes que meter una moneda para un viajecito, que se mueven sin control, y encienden mil luces acompañadas de música tal cual máquina tragaperras.
Que siiiiiiii
Que ya sé que soy una exagerada.
Y que para gustos los colores.
Pero si os fijáis, al final los padres tienen que acabar tirando del niño, cargando con él muertito de sueño (que ya sé que para algunos la cuestión es esa, agotarlos), y sobretodo nos veréis en general enfadados, pegando gritos al borde de la locura intentando convencerlo que no suba por tercera vez a ese "cochecito brillante" o que no!!!!!!!!!, no hay más chuches.
Así que sí, creo que se me nota, los odio a muerte, mi hijo llega excitado, cansado, cabreado, corre sin control por los pasillos como un toro desbocado que quiere embestir a todo pero que su menudo cuerpo pues eso, le pone limitaciones que él no comprende y se enfada mas.
Hay lugares que no son divertidos y mucho menos educativos, y los centros comerciales son uno de ellos, el parque que tiene en el que se acumulan todos los niños como si fuese eso el turno a la carnicería es horrible, se empujan, se gritan, se enfadan...........
Y yo veo la escena desde fuera y pregunto
Dios!!!!!!!!!!!!!, esto no puede ser sano
Me resisto a llevarlo, la gente me dice hija es que lo insocializas!!!!
Y yo me pregunto qué clase de sociabilidad aprende en los centros comerciales, aparte del consumismo, las prisas, el ruido, esa música infernal que suena hasta en los baños, el otro día no me quedó más remedio que ir, tuve que cambiar a mi peque en el baño (un escape), y el pobre acabó atemorizado como el resto de los peques que allí había.
Estaba sentado en el "mini baño" cuando de repente escucho es ruido escandaloso de ese endemoniado secador de mano, y el pobre asustado se levando del asiento asustado y preguntando, ¿qué es eso mama?, con su cara de asombro, de asombro de miedo.
No, definitivamente los centros comerciales aunque intenten engañarnos no están hechos para los peques, mi niño cuando llega a casa llega "tan afectado" que ni cena, te pide el "bibe" y a la cama.
Así que seguiré yendo a ver pasar los trenes, a recoger castañas, seguiré con mis jornadas de pintura y baile mientras oigo soplar el aire, y esperaré, esperaré a que por fin llegue el verano y podamos jugar en la calle y el campo, y que podamos tirar todas esas piedras recogidas en días malos para tirarlas al ríos en días de sol como el de hoy.
Un niño se sociabiliza cuando vas a comprar el pan a la panadería de toda la vida y le da los buenos días a la panadera, y le dice
"pan por favor"
O cuando, te ve pararte a saludar a los conocidos al pasar, se sociabiliza cuando te ve que dejas pasar a alguien mayor y le sujetas la puerta o cuando ve a papá y mamá darse afecto, un abrazo o un beso, o despedirse en la puerta para desear un buen día.
Así se socializa un niño a mi entender.
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